Dulces tinieblas es una fábula siniestra y por momentos grotesca, donde lo infantil y el horror se dan la mano, que no os engañen su apariencia gráfica infantil o sus personajes supercuquis; preparaos para una buena ración de mal rollo y atrocidades. Vehlmann y Kerascöet, dúo formado por Marie Pommepuy y Sébastien Cosset, nos traen un cuento de hadas salvaje.
Portada de la obra.
Todo comienza con Aurora, nuestra protagonista; y Héctor, el príncipe, tomando el té. De repente, la habitación en la que se encuentran parece venirse abajo y es que se trata del interior del cuerpo de una niña muerta en el bosque que empieza a descomponerse.
La pequeña evasión.
Pero no solo la naturaleza será la causante de los males de nuestros adorables amiguitos. Conforme la supervivencia se convierte en el objetivo principal, se crearán, facciones, lealtades, enemistades y se cometerán todo tipo de atrocidades. La paz, la amistad y la armonía dan paso a algo mucho más oscuro, tiñéndolo todo de una atmósfera malrrollera difícil de aceptar por el lector por la amabilidad y el estilo infantil del dibujo de Kerascöet.
Nuestra entrañable comunidad.
En definitiva, una obra que bajo su apariencia infantil, esconde un relato terrorífico y perturbador con toques de El señor de las moscas. Una auténtica sopresa dentro de las novedades de Norma del pasado mes de septiembre.
112 páginas a todo color, tapa dura con sobrecubierta y un tamaño de 23x30,2 cm por 32€.
No hay comentarios:
Publicar un comentario