Antes de
empezar esta reseña debo decir que no soy un gran consumidor de manga aunque he
leído a los “clásicos” y que conocía muy poco de la obra de Berliac (sí, así de
triste es mi vida, creo que debo empezar a frecuentar otros ambientes
comiqueros) pero cuando un cómic se titula “In the mood for blood” y está
dedicado a Masahiko Matsumoto (uno de los fundadores del movimiento gekiga,
buscadlo en Google, que esto es una reseña) sabes que, de entrada, BIEN.
ou yeah!
Estamos
en la ciudad de Samsara, en los 90, pero en los 2090. El capitalismo ha petado
fuerte, la ciberguerra se ha llevado por delante las principales estructuras de
gobierno y comercio mundiales, grandes masas de población han emprendido la “huida”
en busca de cosas básicas como agua y comida y la sociedad se ha reorganizado en sociedades
tribales. Aquí empieza Laowai Tango, siguiendo los pasos de El Jawar, un
asesino a sueldo, un apóstol de la Santa Muerte que vende su arte al mejor
postor. Molonidad y sobre todo macarreo en la presentación del personaje cazando
a un encargo por las calles de Samsara.
El bueno de El Jawar haciendo sus cosas.
Mientras
tanto, las familias del Loto negro y el Loto blanco (muy Shakespeare) van a
poner fin a su sangrienta disputa mediante el matrimonio de sus primogénitos
(no tan Shakespeare, ya lo veréis) y así convertirse en el clan más poderoso de
la ciudad, algo que no va a gustar a las demás familias. Y hasta ahí puedo
leer, un primer número (de doce) trepidante, que sirve como presentación al
conflicto que, se masca, está por llegar y al protagonista: El Jawar.
Sobre
Berliac podríamos llenar páginas acerca de su trabajo, influencias y evolución
de su estilo, baste decir que lleva en el ajo desde la primera década del siglo
y ha trabajado en diferentes antologías, ha publicado cómics tanto en físico
como en digital y podemos ver su obra en el New york Times o en Vice.
Así
como en la primera década de los dosmiles veíamos a Breccia en su obra (Berliac
es argentino y se notaba su influencia) su estilo ha evolucionado al manga, que llega a Argentina en los
90. Él mismo se considera neo-gekiga y yo veo en Laowai Tango a Otomo y a
Yoshihiro Tatsumi por citar un par. Pero es que también veo a Robert Rodríguez y a John Woo y eso MOLA.
En
esta nueva aventura, abandona el formato físico (echadle un ojo a Sadboi o
Asian Store Junkies) para crear una maxiserie de 12 números en formato digital,
adaptada a diferentes tipos de visores y que podéis comprar en su web:
berliac.com.
Cada
número de esta maxi son 24 páginas más otras 20 de extras con bocetos, estudios, momentos del desarrollo creativo del cómic y variant covers; en inglés y en
español al muy módico precio de 2$ (1,60€ aproximadamente).
Además, cada número
que compres te dará un 5% de descuento cuando salga a la luz el recopilatorio
físico que compilará la historia de cuatro en cuatro números. ¡Macho, de verdad que ya no sé qué más quereis!
Si
queréis macarreo y algo distinto, si os mola el manga o aún no lo habéis
descubierto y no sois unos yihadistas del formato físico (aunque llegará esa
recopilación en tomo) no lo dudéis: dadle caña a esto porque mola, porque es
diferente, porque Berliac es un artistazo o por el puto Ratoncito Pérez pero dadle.
Yo ya estoy deseando tener en mi ipad el número 2 y por supuesto pillar los
tpb´s recopilatorios, no ya porque me haya encantado, que lo ha hecho, sino
porque me acabo de abrir otra puerta en este inmenso mundo del cómic que hasta
ahora permanecía cerrada.