Tras la maravilla de ciencia ficción que fue Arconte, Fidel Martínez regresa con nueva obra: Hijos del fuego. Han pasado 25 años de la catástrofe de Chernóbil, un grupo de stalkers (exploradores furtivos de la zona de exclusión que rodea la central) se adentra en las desiertas calle de Pripyat una vez más. Se rumorea que, en la zona, únicamente habitada por la flora y la fauna locales, acecha algo más. Algo antiguo, antiguo y moribundo...
Y así comienza esta historia de ecoterror.
Portada del cómic.
A pesar de la humanidad, la naturaleza perdurará. No solo perdurará sino que se cobrará su precio sobre la raza humana tras siglos de agresiones. Hijos del fuego trata sobre eso. Hijos del fuego es un cuento de terror con la ecología como fondo en el que la naturaleza se cobra el peaje del desastre de Chernóbil. De qué manera se lo cobra es algo que no destriparé aquí, baste decir que es cruel, triste y la vez bello y necesario.
Además de esta trama de terror, conoceremos la historia de uno de los liquidadores, personal que se dedicó a limpiar la zona y minimizar las consecuencias de la catástrofe ya fuera apagando incendios, retirando escombros o limpiando el reactor. Estos últimos tenían 90 segundos para hacer su trabajo, era el máximo tiempo que podían permanecer en la zona sin morir allí mismo. La protección y la tecnología empleados no eran los adecuados y la mayoría de los liquidadores moría o fueron muriendo de cáncer con el tiempo debido a la exposición a la radiación. Además de todo esto, lo que sobrevivieron sufrieron mutaciones en su adn y sus hijos nacían muertos o con terribles deformidades.
La historia de este liquidador se desarrolla en paralelo a la trama principal, que comienza como la típica historia de terror en la que va desapareciendo gente en el bosque pero que va mucho más allá. Ecoterror.
Otro gran cómic de Fidel. Esta vez con un tema no demasiado explotado aunque muy de actualidad y muy bien combinado con los personajes principales de esta fábula. En la parte gráfica, Fidel Martínez controla el blanco y negro como pocos y lo pongo a la altura de Breccia o Miller; además, su trazo me recuerda a mi adorado Klaus Janson y su narrativa, sencilla y ágil hacen que pueda permitirse el lujo de cantidad de páginas sin un solo diálogo. Una auténtica gozada tanto narrativa como estéticamente.
Nos estamos cargando el planeta y no hacemos nada al respecto. La naturaleza va a reaccionar; ya lo hemos visto en películas como El día de mañana o El incidente.
¿Estamos preparados para pagar el precio?
Norma nos trae esta historia en tapa dura, con un tamaño de 19x26. 160 páginas con unos extras muy chulos por 23,95.
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