Año 2018, Marvel anuncia el “regreso a casa” de Conan,
¡yuhuuuuuuuu! Bueno, no tan yuhu porque rápidamente salieron los pollaviejas de
turno a quejarse sin saber siquiera quienes iban a ser los equipos creativos y
a partirse la camisa muy fuertemente gritando (en redes sociales) a quien
quisiera oírles que cualquier tiempo pasado fue mejor. Desde luego esa reacción
era de esperar; ya pasó con Star Trek o con Star Wars y con Conan no iba a ser
menos, los fanzistas (término acuñado por Don Ángel Codón en su podcast Tiempo
de culto) están a la vuelta de cualquier esquina virtual.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? No necesariamente, pero fueron muy buenos tiempos
Jason Aaron al guion (¡BIEN!) Mahmud Asrar al dibujo, bueno,
había opciones mejores (venga admitámoslo, todos queríamos a Ribic) pero bueno,
es un tío solvente y para La espada salvaje, Gerry Duggan (¡Bien!) y Ron Garney
(¡Ole ahí!) ¿Qué podía salir mal? En principio y a priori son dos equipos
solventes y de calidad contrastada y de regalo, en cada número, una entrega de
dos nuevas novelas de Conan, maravilla. Ni que decir tiene que Marvel quería
traer al cimmerio de vuelta por todo lo alto y anuncia toda una serie de
portadas alternativas con artistas de la talla de Ribic, Sienkiewicz, Acuña o Zaffino
y en su línea True Believers, a un pavito de los de allí, están reeditando los
números más significativos de la etapa clásica de Conan incluyendo aquel glorioso
What if…? de Conan en Nueva York que Panini publicará también el mes que viene
(pero a cuatro pavitos de los de aquí)
Además, Omnibuses a tutiplén reeditando la etapa clásica de
Conan el bárbaro y La Espada Salvaje, el primero de los cuales publicará Panini
este mes aquí en España. Lo de La espada salvaje parece un secreto de Estado y de momento, no han trascendido detalles...
Seguramente ardió el twitter de la época (o igual no porque la gente se quejaba de cosas importantes de verdad)
Pero vayamos al turrón y a comentar los primeros números de
las nuevas colecciones. A priori, no va a ser fácil superar algunas de las
etapas en Dark Horse (gloriosos el Conan Rey de Truman/Giorello y La leyenda de
Busiek/Nord) pero no olvidemos que esto es el Conan de Marvel, un Conan para
todos los públicos, para los de 45 y para los de 17 y que estamos en 2019, no
en 1972, ha cambiado la forma de narrar, los guionistas, los dibujantes y el
público objetivo. Conan no se escribe para ti, lector de 47 años que añoras la
etapa de Thomas/Buscema como si fuera lo mejor que se ha escrito nunca sobre el
personaje incapaz de aceptar otra cosa que no sean esos quinientos números
entre Conan el bárbaro y Espada salvaje.
Thomas ya tuvo un retorno poco
glorioso en Dark Horse y Buscema, desgraciadamente, está muerto. Así pues,
tenemos un Conan el bárbaro marvelita, con todo lo que ello conlleva, en el que
Aaron tira de manual para presentarnos un Conan al estilo de lo que ya hizo en
Thor (maravilla) Un Conan ya rey que se enfrenta a un personaje de su juventud
y que número a número nos cuenta historias a base de flashbacks para
presentarnos mejor a esa villana a la que hace frente en este primer arco de
doce números. ¿Quejas? A tope: que si es un arco muy largo, que si Asrar no
dibuja fondos (really?) que si Aaron no se ha leído las novelas…
Una de esas viñetas en las que Asrar no dibuja fondos
Unos primeros números muy disfrutables cargados de guiños tanto a las
novelas, como a la serie clásica y a la película, eso sí, con
un Asrar cumplidor y al servicio de la narrativa de Aaron.
En cuanto a La espada salvaje, bueno, ya veremos lo que da
de sí, en principio tenemos a Conan sobreviviendo a un naufragio, un culto a un
dios innombrable (puro Conan) y a Duggan y Garney en plena forma. Ah, y portadones de Alex Ross ¿quejas? ¡cómo no! que si
es en color, que si no es original, que si…
La espada salvaje en color. Herejía e infancias violadas a partes iguales.
En mi opinión, un arranque prometedor de ambas colecciones y
ya veremos si el tiempo da o quita la razón a quienes tanto se quejan, mientas
tanto, abramos una botella de buen vino Hirkanio y disfrutemos, ¡por Crom!